miércoles, 15 de agosto de 2012

“La idea es desmontar y abrir otras posibilidades”


DARIO SZTAJNSZRAJBER Y SU PROGRAMA DE FILOSOFIA POR CANAL ENCUENTRO

El conductor señala que Mentira la verdad “surge como un intento de acercar la filosofía a los jóvenes en el marco de una reformulación, tanto de los saberes académicos como de la TV”. Y apuesta fuerte a un contenido educativo que sea interesante y seductor.

 Por Emanuel Respighi

La televisión argentina tiene sus grietas, resquicios por los que se cuelan ciclos, ideas o temáticas que la lógica comercial que moviliza a la pantalla chica jamás aceptaría contener. Canal Encuentro es una de esas hendiduras por donde otra televisión se vuelve posible, a la vez que entretenida. En esa pantalla, perteneciente al Ministerio de Educación de la Nación, existe un programa de filosofía que no habla de filosofía. O, en todo caso, que no aborda esa ciencia tal cual se la tiene incorporada absurdamente desde el sistema educativo. Mentira la verdad, el programa que conduce Darío Sztajnszrajber (o el filósofo de barba de apellido impronunciable), es la más avanzada propuesta en el proceso de apertura televisiva comenzado hace algunos años. Pensado para seducir a los jóvenes desde el aspecto más básico y primario del ser humano –el pensamiento–, el programa aborda cuestiones que cruzan la existencia humana desde un lenguaje coloquial y cotidiano que clarifica los conceptos más complejos y los pone al alcance de todos.

Con motivo del comienzo de la segunda temporada de Mentira la verdad (mañana a las 20, por Encuentro), Página/12 conversó con el filósofo de Flacso y de la UBA sobre el programa, la incidencia de la filosofía en la sociedad y el flamante “matrimonio” entre la TV y la ciencia. “Mentira la verdad surge como un intento de acercar la filosofía a los jóvenes en el marco de una reformulación, tanto de los saberes académicos como de la TV”, explica Sztajnszrajber. “Creemos que hay cierto aislamiento de la academia en relación con la difusión de sus contenidos y con la posibilidad de una transformación de la vida cotidiana, pero al mismo tiempo también creemos que la TV puede brindar propuestas culturales y educativas que sean, al mismo tiempo, interesantes y seductoras. En algún sentido, el programa fue una apuesta fuerte frente a ambas ‘corporaciones’. Sabíamos que para la academia podía resultar demasiado fuera de código, y para la TV podía caer en el clásico lugar de una más de las propuestas fallidas de programas culturales. La realidad, por suerte, fue otra. O también podemos pensar que en este corto tiempo hay una cierta realidad que se fue transformando”, analiza.

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