martes, 16 de octubre de 2012

Entierran en el Seminario a un teórico de la tortura


Estaba alojado en el hogar sacerdotal de las monjas de Don Uva, en Paraná

El sacerdote de origen francés Jorge Grasset murió el martes 2. Tenía 91 años. Llegó al país en la década del 60. Aquí fundó la agrupación Ciudad Católica, un reducto integrista que justificó el uso de los tormentos.


Jorge Grasset, confesor de Onganía, murió en Paraná y sus restos fueron sepultados en el cementerio del Seminario.
La “Guerra Sucia” no fue un invento argentino, sino una adaptación a la idiosincrasia represiva local de los métodos bárbaros de tortura que aplicó Francia en un país colonizado, Argelia, que a finales de la década de 1950 luchaba por su independencia. En el país alcanzó su máxima expresión durante la última dictadura. 
En Francia, como aquí, esta teoría tuvo la sazón del pensamiento católico integrista, a través de la agrupación Ciudad Católica, y su publicación insignia, Verbo, que aportó basamento intelectual a la barbarie. Uno de los adelantados que llegó con esa teoría, fue el cura francés Jorge Grasset, quien murió el martes 2, a los 91 años, en Paraná. 
Grasset había pasado sus últimos años alejado del fragor de la lucha y del asesoramiento de los jerarcas militares –fue confesor del general Juan Carlos Onganía–, y se había dedicado a dirigir retiros espirituales según la teoría de San Ignacio de Loyola. Sus días finales los pasó postrado en una cama del hogar sacerdotal que dirigen las monjas Siervas de la Divina Providencia de Don Uva, ubicado en Italia al 400, en Paraná. 
Después de muerto, sus restos fueron sepultados en el cementerio del Seminario Arquidiocesano de Paraná. Allí hay dos tumbas con la tierra todavía revuelta, y sin placa: una es del padre Luis Zanitti; la otra, de Jorge Grasset. Los dos, muertos a comienzos de este mes.


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