jueves, 13 de septiembre de 2012


La historia del cura que abusó de al menos 50 chicos en el Seminario de Paraná, que nunca fue denunciado por la Iglesia y sigue en funciones en otra provincia 



El Arzobispado de Paraná nunca denunció ante la Justicia el abuso cometido por un cura del Seminario Menor. Por lo menos 50 chicos de entre 12 y 14 años, fueron violados entre 1984 y 1992 por el entonces prefecto Justo José Ilarraz, según se reveló a ANÁLISIS. En el ‘93 se inició un Juicio Diocesano, donde innumerables jóvenes reconocieron las perversidades que les hacía el sacerdote, pero optaron por ocultarlo. En esto último tuvieron responsabilidades el entonces arzobispo Estanislao Esteban Karlic, al igual que el actual titular, Juan Alberto Puíggari, quien fuera prefecto del Seminario Mayor del establecimiento en esos años. Como castigo, el cura pedófilo fue enviado al Vaticano durante un año. En los últimos tiempos, un grupo de curas, al igual que víctimas y ex seminaristas le reclamaron la expulsión de la Iglesia de Ilarraz -quien cumple funciones en una Parroquia de Monteros (Tucumán)- y la denuncia judicial, pero jamás hubo respuestas. 

Ninguno tenía más de 12, 13 o 14 años. Eran casi niños. Con cada uno de ellos hizo lo mismo entre 1984 y 1992. Los acariciaba, los bañaba, los besaba en la boca, los masturbaba, los penetraba. Los descubría sexualmente y los condicionaba. Eso que sucedía entre las cuatro paredes de su habitación privada del Seminario o en el baño, no se tenía que enterar nadie. Si alguien traicionaba ese pacto perverso de confidencialidad la iba a pasar mal. Iba a empezar la hora de las represalias y se acababan los privilegios: los caramelos, los chocolatines, la buena comida, la tv o las películas en video que por las noches podían ver en esa habitación, sin pasar frío ni angustias por el cariño interminable del prefecto religioso. “Ustedes deben saber que ahora, nuestra amistad es más grande. A mayor confianza, mayor es el amor y la amistad”, repetía el cura abusador todas las noches. En esta nota, se relata la relación de esos niños con Ilarraz, cuyos crímenes permanecen ocultos por la institución Iglesia. Sin embargo, en los últimos tiempos un grupo de curas, al igual que víctimas y ex seminaristas le reclamaron la expulsión.

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